Tris
Los trenes no funcionan, así que me dirijo a la sede de Osadía. Sola. Parece lo correcto, la primera vez que fui a la sede de Osadía también estaba sola, pero entre un montón de gente, en una multitud, de pie en el borde del techo con sólo mi camiseta de Abnegación, a punto de lanzarme hacia una vida de la que no sabía nada.
Las calles están agrietadas y desgastadas, y todos los edificios me parecen iguales excepto el la Espira, que perfora el cielo en la distancia, mucho más pequeña que el Centro, pero aún así el edificio más grande de por aquí. Pero no estoy buscando la Espira; estoy buscando el agujero en el que salté, una vez para convertirme en una Osada, y otra vez para salvar a mi familia.
Sé que está al sur de la Espira y cerca de las vías del tren -o suficientemente cerca como para saltar de las vías al tejado-, así que las sigo, más altas que en ningún otro lugar de la ciudad, suspendidas sobre mí en un complejo entramada de madera y metal Veo el lugar donde se curva alrededor de una azotea, y luego encuentro el agujero entre dos edificios de ladrillo y cristal.Parece mucho menor aquí que desde el techo.
Tal vez sólo sea que yo me siento más grande ahora, por todo lo que ha pasado desde la última vez que lo vi -me siento más como una persona, más como yo misma, ahora que he tomado decisiones difíciles, he perdido a muchas personas, y he estado a punto de perderme a mí misma, pero no del todo.
Camino hasta el borde, sólo para asegurarme de que todavía hay una red al fondo. Entonces retrocedo, corro unos pocos pasos, y me lanzo al vacío. Mi estómago da un vuelco y la oscuridad me engulle, como si el complejo de Osadía fuera una criatura y esto fuera su boca. Choco con la red y no me pica como cuando salté del tejado; tan sólo me envuelve, y engancho los dedos en los agujeros para empujarme hasta el borde.
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